Preciosa ruta que discurre por la Sierra de Guadarrama y que tiene todos los ingredientes necesarios para entusiasmar a cualquier ciclista: un puerto con pendiente constante, algún repecho exigente, una trialera de infarto, tramos de asfalto para rodar a gran velocidad y paisajes de una belleza extraordinaria.
Panorámica desde el Alto de la Fuenfría
La ruta comienza en la estación de cercanías de Cercedilla para subir durante 12 kilómetros el puerto de la Fuenfría. Atraviesa el Collado de Mirichiva y baja al rio Moros para después volver a subir hacia el alto del los Leones.
Mapa de la ruta
ASISTENTES
La sierra norte de Madrid volvió a teñirse de verde. Y es que fuimos 6 los compañeros que nos juntamos con el maillot biciclicks para hacer esta ruta que descubrieron Roberto y Jose Manuel la semana anterior. Los asistentes esta vez fuimos: Roberto, Jose Manuel, Javi, Nano, Miguel Ángel y David.
DATOS DE LA RUTA
Altimetría de la ruta
CRÓNICA DE LA RUTA
Qué duro se hace levantarse a las 6:15 de la mañana. Pero no queda más remedio, cuando tienes que preparar ropa, mochila y demás enseres y has quedado con tus compañeros a las 8:15 en Cercedilla. Estamos comenzando a quedar muy temprano por miedo al sol que ya empieza a apretar en este final de primavera. Hasta pasadas las 8:40 no saldremos de la estación, pero se nos pasa el tiempo volando mientras esperamos y hablamos con más ciclistas que están poniendo a punto sus bicicletas. Me sorprende ver tanto madrugador. Veo mucho carbono, y mucha doble suspensión de largo recorrido. A Nano y a mí —que llevamos doble, aunque algo más humildes— se nos cae la baba sin control.
Parking de la estación de Cercanías de Cercedilla, esperando a los rezagados
La ruta comienza desde la estación de Cercanías de Cercedilla, y desde el primer momento empezamos a subir. Por delante 13 kilómetros de ascensión al puerto de la Fuenfría. Los primeros 2 kilómetros y medio se hacen por terreno asfaltado por la carretera de las Dehesas. Aún siendo tan temprano, son numerosos los coches que nos adelantan en esta primera parte del trayecto. Una vez superado el parking de tierra de las Dehesas, hacemos un giro cerrado a la izquierda para volver a girar a la derecha después de una pendiente exigente y cruzamos una barrera por la que ya no pueden entrar los coches.
Carretera de las Dehesas, primeros kilómetros de la ruta
A partir de aquí, durante uno o dos kilómetros, el terreno pasa a ser de asfalto rugoso y en mal estado. Quizás sea la parte más dura del puerto y los que vamos más fuerte, nos amoldamos al ritmo de los que van con más respeto. Bueno, eso es cierto durante un rato. Cuando estamos cerca de la siguiente barrera en el camino, Javi y yo nos escapamos para tirar algunas fotos a la llegada del resto del grupo. Superada esta barrera que siempre está abierta, el terreno pasa a ser de tierra suelta.
Cuatro jinetes verdes, llegando a una de las barreras de la ruta
Nano hace una parada para charlar conmigo mientras guardo el móvil en la mochila. Cuando nos damos cuenta, el resto del grupo nos saca una buena ventaja. No nos cebamos por cogerlos, ya que la pendiente es cómoda aunque constante. En pocos minutos volvemos a enlazar, y dejando a Nano en la protección del grupo, me voy de charleta con Javi que está más adelantado.
Éste dice:
— Vamos chicos, que llevamos un ritmo de nancys.
A lo que Nano contesta desde atrás:
— Tirad, tirad, ya nos vemos arriba.
— Ni hablar, vamos todos juntos, somos biciclicks.
Poco duró la promesa, ya que cuando avistamos la recta que nos lleva hasta el Mirador Vicente Alexandre, Javi y yo volvemos a escaparnos del grupo, en un duro sprint en el que ninguno de los dos quiere perder la rueda del otro. Llegamos jadeando a lo alto del mirador, con tiempo suficiente para apoyar las bicicletas en un árbol y sacar de nuevo el móvil para tirar algunas fotos.
Mirador Vicente Alexander, donde la congregación de ciclistas está siempre asegurada
Reanudamos la marcha hacia la pradera de Navarrulaque por un terreno de ligera bajada. El tramo de descenso es corto y enseguida volvemos a subir para, después de una curva cerrada a izquierdas, pasar por el Mirador de la Reina, el punto más caracterísitico de esta subida y un sitio ideal para otear desde las alturas el Valle de la Fuenfría. Esta parte en concreto de la ruta y el propio alto de la Fuenfría suelen estar muy desprotegidas del viento. Por suerte para nosotros, nos hizo un día fabuloso. Una vez dejamos atrás el mirador, el camino que gira a la derecha en una larga curva nos muestra la última y larga recta antes del alto de la Fuenfría.
Mirador de la Reina
Ya estamos en el alto de la Fuenfría, donde siempre se congrega una gran cantidad de ciclistas. Estamos en un fabuloso cruce de caminos hacia distintos puntos de la sierra Madrileña. Detrás tenemos la Carretera de la República por la que hemos venido desde Cercedilla, a nuestra derecha el Camino Smchmid que lleva hasta Navacerrada —y desde ahí a la Bola del Mundo—, en frente la Calzada Romana hacia el pueblo segoviano de Valsaín y a la izquierda el Camino del Infante que lleva al Collado de Marichiva, nuestro siguiente punto de destino.
Alto de la Fuenfría, vistas hacia el camino de Vasaín
Aquí sí que notamos el aire que nos pega fuerte desde todos los costados y nos entretenemos poco para no coger frío y poner rumbo al Collado de Marichiva por una divertida bajada. Ya en el collado, tenemos que pasar una barrera para bajar —más bien tirarnos— por la trialera de Marichiva. Es una bajada con piedras sueltas del tamaño de manzanas pero que se puede bajar realmente rápido. En los primeros metros me topo con Javi al que soy incapaz de adelantar por la estrechez del camino.
— Javi
— ¿Qué?
— Javi
— ¿Qué?
— Javi
— ¡¡¡¿¿¿Qué???!!!
— Me abuuuuurro
Javi pilla la indirecta y se echa a un lado para dejarnos pasar a Nano y a mí. Ahora sí, con pista libre, nos tiramos a por Miguel Ángel que va más adelantado. Dejo pasar a Nano que tiene muchas más ganas de morir que yo e intento no perder su rueda una vez superamos a Miguel Ángel, pero me resulta imposible. Cuando me lo encuentro en la carretera con la que se cruza la trialera, está gritando como un loco de alegría.
—¡Buaaahhhhh qué pasada tíiiiio! ¡Qué subidón! ¿¿¿Repetimos???
Según llega Miguel Ángel, le dice con una sonrisa en la cara:
— ¿Pero cómo bajas a esa velocidad? ¿Tú estás loco?
— Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Algún día me voy a caer y me voy a matar, pero hasta entonces...
No puedo parar de reír mientras que a los pocos segundos llegan Javi, después Rober, y por último Jose Manual, al que le advertimos en broma —como siempre hace él— de los peligros que tienen los cruces.
Rober, justo después de bajar por la trialera de Marichiva
Desde aquí, la ruta original nos llevaría por la carretera que enlaza después de la trialera hacia el sendero del Arcipreste, pero nosotros decidimos coger la carretera hacia la derecha para rodear el Valle del río Moros. ¡Y qué decisión más acertada! Quizás la parte más bonita de la ruta, siempre rodeados de árboles de gran altura. Salvo una parte del camino que se encuentra cortada, el resto discurre por asfalto de buena calidad. Descendemos casi 500 metros de desnivel a gran velocidad y después de una subida cómoda volvemos a enlazar con la carretera original que nos lleva a la barrera de entrada al Sendero del Arcipreste.
Sendero del Arcipreste de Hita
Dicho sendero nos va acercando más y más hacia la carretera N-VI que asciende el puerto de los Leones en su vertiente segoviana. Vemos a lo lejos una inmensa chimenea de aire perteneciente al sistema de ventilación del tunel de Guadarrama —cuántas veces habré visto la misma chimenea pero desde otra perspectiva distinta, atravesando el tunel con el coche—. Cruzamos la carretera con precaución, es la parte más fea de la ruta, con una primera rampa de puerto demoledora en la que cada uno vamos a nuestro ritmo. Después suaviza y nos reagrupamos en lo alto del puerto.
Puerto de los Leones
Desde aquí, un kilómetro de bajada que personalmente hago con mucho miedo. Echo la vista atrás y veo un trailer de tamaño descomunal justo detrás de nosotros que no es capaz de adelantarnos. Está muy pegado, tanto que alcanzo a oir sus frenos chirriar. No sé si echarme a la derecha para que no me lleve por delante. No sé si ponerme en medio para que no se le ocurra adelantarme en medio de las curvas. Después de lo que parece un siglo, Jose Manuel encuentra la izquierda de la carretera la entrada al camino que estamos buscando. Nos pegamos todo lo que podemos a nuestra derecha a esperar una oportunidad para cruzar. Cuando no vienen coches por ninguno de los dos sentidos, cruzamos la carretera y respiramos con alivio cuando nuestras ruedas por fin pisan tierra.
Cruzando la N-VI
Este camino que sale de la N-VI nos llevará sin perdida de nuevo a Cercedilla. La primera parte es un sendero estrecho con mucha piedra clavada al suelo, con algún riachuelo que cruza el camino, y que se hace muy divertido tanto en el tramo de bajada como en el siguiente de subida. Nano y yo nos damos cuenta de que no viene nadie detrás. Gracias al móvil nos enteramos de que Javi ha pinchado y que el resto está esperándole. También un grupo de ciclistas nos avisan de que nuestros amigos están cambiando una cámara. Nos han reconocido por llevar el mismo maillot.
Después de algunas dudas, Nano y yo decidimos no esperar y seguir hacia Cercedilla ya que el sol empieza a apretar de lo lindo. La pista se ensancha y baja definitivamente hacia Cercedilla. Estamos apunto de salirnos en alguna curva cerrada que aparece ante nuestros ojos debido a la velocidad a la que bajamos. El terreno está muy suelto y hay que tener mucho tacto con los frenos para no meter una buena derrapada al frenar antes de las curvas. Pasamos la última barrera y hacemos el resto de camino por las calles de Cercedilla charlando con el grupo de ciclistas que nos adelantó hace unos minutos y al que hemos alcanzado en la larga bajada.
Descenso final a Cercedilla
Llega el resto del grupo a Cercedilla y nos apresuramos a meter las bicicletas en los coches y poder disfrutar de una cerveza fresquita mientras vemos terminar la carrera de Moto2. Ha sido un día estupendo, de los que hacen afición. Espero que esta crónica sirva para qué más gente se anime a realizar esta preciosa ruta. El resto, ¡cuando queráis repetimos!
Cervezas post-ruta
FOTOS
Pincha y disfruta viendo el resto de fotos del día:
Panorámica desde el Alto de la Fuenfría
La ruta comienza en la estación de cercanías de Cercedilla para subir durante 12 kilómetros el puerto de la Fuenfría. Atraviesa el Collado de Mirichiva y baja al rio Moros para después volver a subir hacia el alto del los Leones.
Mapa de la ruta
ASISTENTES
La sierra norte de Madrid volvió a teñirse de verde. Y es que fuimos 6 los compañeros que nos juntamos con el maillot biciclicks para hacer esta ruta que descubrieron Roberto y Jose Manuel la semana anterior. Los asistentes esta vez fuimos: Roberto, Jose Manuel, Javi, Nano, Miguel Ángel y David.
DATOS DE LA RUTA
- Distancia: 44.50 km
- Tiempo: 2:56:11
- Altura ganada: 1.019 metros
- IBP: 63
- Track y detalles
Altimetría de la ruta
CRÓNICA DE LA RUTA
Qué duro se hace levantarse a las 6:15 de la mañana. Pero no queda más remedio, cuando tienes que preparar ropa, mochila y demás enseres y has quedado con tus compañeros a las 8:15 en Cercedilla. Estamos comenzando a quedar muy temprano por miedo al sol que ya empieza a apretar en este final de primavera. Hasta pasadas las 8:40 no saldremos de la estación, pero se nos pasa el tiempo volando mientras esperamos y hablamos con más ciclistas que están poniendo a punto sus bicicletas. Me sorprende ver tanto madrugador. Veo mucho carbono, y mucha doble suspensión de largo recorrido. A Nano y a mí —que llevamos doble, aunque algo más humildes— se nos cae la baba sin control.
Parking de la estación de Cercanías de Cercedilla, esperando a los rezagados
La ruta comienza desde la estación de Cercanías de Cercedilla, y desde el primer momento empezamos a subir. Por delante 13 kilómetros de ascensión al puerto de la Fuenfría. Los primeros 2 kilómetros y medio se hacen por terreno asfaltado por la carretera de las Dehesas. Aún siendo tan temprano, son numerosos los coches que nos adelantan en esta primera parte del trayecto. Una vez superado el parking de tierra de las Dehesas, hacemos un giro cerrado a la izquierda para volver a girar a la derecha después de una pendiente exigente y cruzamos una barrera por la que ya no pueden entrar los coches.
Carretera de las Dehesas, primeros kilómetros de la ruta
A partir de aquí, durante uno o dos kilómetros, el terreno pasa a ser de asfalto rugoso y en mal estado. Quizás sea la parte más dura del puerto y los que vamos más fuerte, nos amoldamos al ritmo de los que van con más respeto. Bueno, eso es cierto durante un rato. Cuando estamos cerca de la siguiente barrera en el camino, Javi y yo nos escapamos para tirar algunas fotos a la llegada del resto del grupo. Superada esta barrera que siempre está abierta, el terreno pasa a ser de tierra suelta.
Cuatro jinetes verdes, llegando a una de las barreras de la ruta
Nano hace una parada para charlar conmigo mientras guardo el móvil en la mochila. Cuando nos damos cuenta, el resto del grupo nos saca una buena ventaja. No nos cebamos por cogerlos, ya que la pendiente es cómoda aunque constante. En pocos minutos volvemos a enlazar, y dejando a Nano en la protección del grupo, me voy de charleta con Javi que está más adelantado.
Éste dice:
— Vamos chicos, que llevamos un ritmo de nancys.
A lo que Nano contesta desde atrás:
— Tirad, tirad, ya nos vemos arriba.
— Ni hablar, vamos todos juntos, somos biciclicks.
Poco duró la promesa, ya que cuando avistamos la recta que nos lleva hasta el Mirador Vicente Alexandre, Javi y yo volvemos a escaparnos del grupo, en un duro sprint en el que ninguno de los dos quiere perder la rueda del otro. Llegamos jadeando a lo alto del mirador, con tiempo suficiente para apoyar las bicicletas en un árbol y sacar de nuevo el móvil para tirar algunas fotos.
Mirador Vicente Alexander, donde la congregación de ciclistas está siempre asegurada
Reanudamos la marcha hacia la pradera de Navarrulaque por un terreno de ligera bajada. El tramo de descenso es corto y enseguida volvemos a subir para, después de una curva cerrada a izquierdas, pasar por el Mirador de la Reina, el punto más caracterísitico de esta subida y un sitio ideal para otear desde las alturas el Valle de la Fuenfría. Esta parte en concreto de la ruta y el propio alto de la Fuenfría suelen estar muy desprotegidas del viento. Por suerte para nosotros, nos hizo un día fabuloso. Una vez dejamos atrás el mirador, el camino que gira a la derecha en una larga curva nos muestra la última y larga recta antes del alto de la Fuenfría.
Mirador de la Reina
Ya estamos en el alto de la Fuenfría, donde siempre se congrega una gran cantidad de ciclistas. Estamos en un fabuloso cruce de caminos hacia distintos puntos de la sierra Madrileña. Detrás tenemos la Carretera de la República por la que hemos venido desde Cercedilla, a nuestra derecha el Camino Smchmid que lleva hasta Navacerrada —y desde ahí a la Bola del Mundo—, en frente la Calzada Romana hacia el pueblo segoviano de Valsaín y a la izquierda el Camino del Infante que lleva al Collado de Marichiva, nuestro siguiente punto de destino.
Alto de la Fuenfría, vistas hacia el camino de Vasaín
Aquí sí que notamos el aire que nos pega fuerte desde todos los costados y nos entretenemos poco para no coger frío y poner rumbo al Collado de Marichiva por una divertida bajada. Ya en el collado, tenemos que pasar una barrera para bajar —más bien tirarnos— por la trialera de Marichiva. Es una bajada con piedras sueltas del tamaño de manzanas pero que se puede bajar realmente rápido. En los primeros metros me topo con Javi al que soy incapaz de adelantar por la estrechez del camino.
— Javi
— ¿Qué?
— Javi
— ¿Qué?
— Javi
— ¡¡¡¿¿¿Qué???!!!
— Me abuuuuurro
Javi pilla la indirecta y se echa a un lado para dejarnos pasar a Nano y a mí. Ahora sí, con pista libre, nos tiramos a por Miguel Ángel que va más adelantado. Dejo pasar a Nano que tiene muchas más ganas de morir que yo e intento no perder su rueda una vez superamos a Miguel Ángel, pero me resulta imposible. Cuando me lo encuentro en la carretera con la que se cruza la trialera, está gritando como un loco de alegría.
—¡Buaaahhhhh qué pasada tíiiiio! ¡Qué subidón! ¿¿¿Repetimos???
Según llega Miguel Ángel, le dice con una sonrisa en la cara:
— ¿Pero cómo bajas a esa velocidad? ¿Tú estás loco?
— Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Algún día me voy a caer y me voy a matar, pero hasta entonces...
No puedo parar de reír mientras que a los pocos segundos llegan Javi, después Rober, y por último Jose Manual, al que le advertimos en broma —como siempre hace él— de los peligros que tienen los cruces.
Rober, justo después de bajar por la trialera de Marichiva
Desde aquí, la ruta original nos llevaría por la carretera que enlaza después de la trialera hacia el sendero del Arcipreste, pero nosotros decidimos coger la carretera hacia la derecha para rodear el Valle del río Moros. ¡Y qué decisión más acertada! Quizás la parte más bonita de la ruta, siempre rodeados de árboles de gran altura. Salvo una parte del camino que se encuentra cortada, el resto discurre por asfalto de buena calidad. Descendemos casi 500 metros de desnivel a gran velocidad y después de una subida cómoda volvemos a enlazar con la carretera original que nos lleva a la barrera de entrada al Sendero del Arcipreste.
Sendero del Arcipreste de Hita
Dicho sendero nos va acercando más y más hacia la carretera N-VI que asciende el puerto de los Leones en su vertiente segoviana. Vemos a lo lejos una inmensa chimenea de aire perteneciente al sistema de ventilación del tunel de Guadarrama —cuántas veces habré visto la misma chimenea pero desde otra perspectiva distinta, atravesando el tunel con el coche—. Cruzamos la carretera con precaución, es la parte más fea de la ruta, con una primera rampa de puerto demoledora en la que cada uno vamos a nuestro ritmo. Después suaviza y nos reagrupamos en lo alto del puerto.
Puerto de los Leones
Desde aquí, un kilómetro de bajada que personalmente hago con mucho miedo. Echo la vista atrás y veo un trailer de tamaño descomunal justo detrás de nosotros que no es capaz de adelantarnos. Está muy pegado, tanto que alcanzo a oir sus frenos chirriar. No sé si echarme a la derecha para que no me lleve por delante. No sé si ponerme en medio para que no se le ocurra adelantarme en medio de las curvas. Después de lo que parece un siglo, Jose Manuel encuentra la izquierda de la carretera la entrada al camino que estamos buscando. Nos pegamos todo lo que podemos a nuestra derecha a esperar una oportunidad para cruzar. Cuando no vienen coches por ninguno de los dos sentidos, cruzamos la carretera y respiramos con alivio cuando nuestras ruedas por fin pisan tierra.
Cruzando la N-VI
Este camino que sale de la N-VI nos llevará sin perdida de nuevo a Cercedilla. La primera parte es un sendero estrecho con mucha piedra clavada al suelo, con algún riachuelo que cruza el camino, y que se hace muy divertido tanto en el tramo de bajada como en el siguiente de subida. Nano y yo nos damos cuenta de que no viene nadie detrás. Gracias al móvil nos enteramos de que Javi ha pinchado y que el resto está esperándole. También un grupo de ciclistas nos avisan de que nuestros amigos están cambiando una cámara. Nos han reconocido por llevar el mismo maillot.
Después de algunas dudas, Nano y yo decidimos no esperar y seguir hacia Cercedilla ya que el sol empieza a apretar de lo lindo. La pista se ensancha y baja definitivamente hacia Cercedilla. Estamos apunto de salirnos en alguna curva cerrada que aparece ante nuestros ojos debido a la velocidad a la que bajamos. El terreno está muy suelto y hay que tener mucho tacto con los frenos para no meter una buena derrapada al frenar antes de las curvas. Pasamos la última barrera y hacemos el resto de camino por las calles de Cercedilla charlando con el grupo de ciclistas que nos adelantó hace unos minutos y al que hemos alcanzado en la larga bajada.
Descenso final a Cercedilla
Llega el resto del grupo a Cercedilla y nos apresuramos a meter las bicicletas en los coches y poder disfrutar de una cerveza fresquita mientras vemos terminar la carrera de Moto2. Ha sido un día estupendo, de los que hacen afición. Espero que esta crónica sirva para qué más gente se anime a realizar esta preciosa ruta. El resto, ¡cuando queráis repetimos!
Cervezas post-ruta
FOTOS
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Esta ruta la tengo en mente aunque con alguna modificación.
ResponderEliminarUn saludo. David.
Hola tocayo.
EliminarEspero que la modificación sea evitando la parte de la N-VI, que rompe un poco con el resto de la ruta. Si lo consigues, ya nos contarás.
La ruta estupenda, el tiempo espectacular, la compañía agradable como es de costumbre y la redacción detallada y completa como es hábito del escritor. Estos días me hacen sentir orgulloso de ser un biciclick
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