Salimos desde Alcobendas para investigar el camino que creemos que nos lleva hasta Torrejón, lugar de residencia de nuestros compis Nacho y Felipe. Cuando empieza a hacerse de noche, decidimos dar la vuelta para volver por el mismo camino ya conocido. Justo en ese momento, sale un mastín de una finca a todo correr ladrando y enseñando los colmillos.
El camino es estrecho, el perro cada vez está más cerca, es arriesgado dar la vuelta y acordamos a voz en grito seguir pedaleando en la misma dirección. El suelo está lleno de rodaduras duras como el cemento, hay que tener cuidado. El GPS marca 30km/h y el perro sigue detrás y comiéndonos terreno. ¿Tanto puede correr un perro? ¿Se cansará antes de que nos alcance? El subidón de adrenalina dura por lo menos 500 metros.
Una vez cansado el perro y superado el peligro, no nos atrevemos a volver, nos vamos a la aventura para buscar un camino alternativo de vuelta. Pasamos por debajo de la m-50, rodeando la R2 y la pista de despegue de Barajas, aprovechamos para disfrutar viendo la enorme panza de los aviones pasando encima nuestra. Cada vez queda menos luz, empezamos a preocuparnos y a barajar la posibilidad de llamar a alguien para que nos recoja.
Sin saber a dónde vamos a parar (surge alguna sospecha de que, con suerte, acabaremos en La Moraleja), damos con una carretera asfaltada que sale debajo un cruce subterraneo por la R2 que nos deja en la entrada del Plaza Norte 2, terreno conocido pero más apropiado para ir de compras que para ir con la bici de montaña. Desde ahí, tomamos el carril bici hasta el Factory de San Sebastián de los Reyes y subimos por el paseo de la dehesa hasta nuestro punto de partida, dónde aprovechamos para tomar una cerveza con la excusa de recuperarnos del susto.
Una aventura inesperada, pero un buen entrenamiento a fin de cuentas y un camino nuevo que conocemos. Os dejo la ruta para que veáis la vuelta más tonta que hemos dado:
A lo mejor solo quería jugar un poquito :D jeje, con vuestros huesitos...
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