Bajo al trastero a por la bici y me encuentro la rueda trasera pinchada. Decido cambiar la cámara en la calle. Aprovecho también para cambiar la cubierta que parecía que iba con lisos. Operación terminada, marcho a hacer una rutilla.
No voy cómodo, me culea la bici de atrás, al principio pienso que son los neumáticos nuevos, pero no, llevo la rueda muy floja. Paro a hincharla, pero en cuanto empiezo a subir una pendiente vuelvo a perder aire y me doy cuenta de que voy otra vez pinchado. Pienso: ¿cómo es posible? ¿me habré dejado algún pincho? ¡pero si acabo de cambiar la cubierta!
La cámara que siempre llevo de repuesto la gasté en el primer cambio. Parando cada poco tiempo para hinchar la rueda, sin sentarme en el sillín para no estropear la llanta, por fin consigo llegar a casa.
En el último tramo de la ruta me hago una ligera idea de lo que ha podido pasar. Pero no, nadie puede ser tan tonto.. Rebusco en la papelera buscando la cámara vieja que acabo de tirar. Mi sospecha queda confirmada, he tirado la cámara nueva y, después del cambio de cubierta, he vuelto a poner la vieja.
Estas cosas solo me pasan a mí..
No eres el unico, a mi me pasa.
ResponderEliminarVoy a comer un plátano, me quedo con la cáscara y tiro el plátano a la basura, por ponerte un ejemplo.
Es lo que tiene el tener un cerebro limitado, que lo tenemos completamente ocupado en pensar en fútbol y en tias.
EPIC (como tu horquilla) FAIL!!!
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