Talajara B-PRO Bike Maratón 125km [2012]

7 de Octubre de 2012
Esto de hacer maratones engancha, así que después de haber asistido este mismo año al Maratón de Monegros y a los 10000 del Soplao —la parte que nos dejaron hacer hasta que cortaron la carrera—, decidimos apuntarnos a la Talajara de 125km, partiendo de Talavera de la Reina, y que discurre en su mayor parte por la vía verde de la Jara.

DATOS DE LA RUTA

• Distancia: 122.5 km
• Tiempo: 6:14 dando pedales (7:09 contando avituallamientos)
• Velocidad media: 19.6 km/h
• Altura ganada: 1.110 m
• IBP: 119
• Detalles de la ruta

ASISTENTES
Como siempre, me acompaña mi hermano Rober en este tipo de aventuras. Ningún integrante más de biciclicks decide acompañarnos, pero se nos unen inesperadamente unos ex-compañeros míos de trabajo que han decidido también hacer la prueba de 125km: Roberto y Miguel, que a su vez vienen con varios amigos más.

CRÓNICA DE LA RUTA
Llegamos a Talavera de la Reina la noche anterior para dormir tranquilamente en un hostal y no hacer 2 horas de viaje el mismo día de la prueba. El hotel es discretito —si van los del CSI con sus lámparas ultravioletas no terminan en toda la noche— pero cumple con su cometido: nos permite llegar temprano al día siguiente al aparcamiento del recinto ferial de Talavera, en el que no encontramos ningún problema para aparcar y estar en la salida 20 minutos antes de las 9 de la mañana, hora de salida de la prueba de 125km. La prueba de 80km daría su salida una hora más tarde, a las 10 de la mañana.


Salida marcha 125km
La organización dice que hay 4000 ciclistas inscritos, repartidos en 1500 para la marcha de 125km y 2500 para la de 80km. Pienso que es mucha gente para tan poco espacio. Pero para mi sorpresa, la salida es de lo más tranquila. Menos nervios en la gente de lo acostumbrado y tan solo un ligero apelotonamiento que se disuelve rápidamente al salir por las calles de Talavera.


Varios metros de cola justo antes de darse la salida
Los primeros kilómetros al salir de Talavera son totalmente llanos pero con caminos algo estrechos para tanta gente. No tenemos ningún problema, pero hay que andarse con ojo con los adelantamientos, tanto los que hacemos nosotros como los que nos hacen. La gente se comporta de manera muy prudente, avisando siempre por qué lado te rebasan. Pero en estas condiciones, situar a todo el grupo se empieza a hacer complicado, mirar hacia detrás a las velocidades que vamos y entre tanta gente es peligroso así que los dos hermanos decidimos tirar hacia delante y seguir nuestro ritmo.


Primeros tramos de la vía verde de la Jara
Es a partir del primer avituallamiento en Calera y Chozas, cuando enfilamos la vía verde de la jara y el terreno se convierte en una autopista de peaje que nos permite coger ritmo y rodar, rodar y rodar. Hacemos kilómetros a casi 30km/h sostenidos, aprovechando rebufos de otros ciclistas. ¡Vamos como aviones! Es una pena que concentrados como vamos y a esta velocidad, apenas podamos disfrutar de la belleza paisajística de la zona.


Cruzando el puente Amador sobre el embalse de Azután
Hicimos parada en todos los avituallamientos menos en el primero —principalmente para separarnos un poco del pelotón e ir rodeados de menos gente y porque además de ser solo avituallamiento líquido estaba situado demasiado pronto—. Las paradas son las justas para rellenar los bidones, comer alguna barrita, y estirar el cuello y espalda, que sufrirán bastantes penurias debido a la posición estática que mantendremos durante la primera parte de la prueba, y por el terreno accidentado y pedregoso de la segunda. En general, los avituallamientos me parecieron muy correctos, tan solo cogí algo de bebida isotónica y algún que otro plátano, ya que llevaba mis propias barritas en la mochila, pero había todo lo necesario para alimentarse bien y evitar las temibles pájaras.


Primer avituallamiento sólido en Aldeanueva de Barbarroya
El terreno sigue siendo totalmente favorable, y en menos de 45 minutos llegamos a la estación de Navasfuentes donde volvemos a realizar una parada en el segundo avituallamiento sólido. A partir de aquí, abandonamos la vía verde de la Jara y afrontamos las primeras rampas de la etapa. Después de más de 50 kilómetros llaneando a buena velocidad, las piernas escuecen al subir el primer repecho por carretera.


Primeras rampas de consideración de la prueba
Viendo cómo adelantamos gente, parece que nuestras piernas no son las únicas que se quejan. Enseguida volvemos a coger un camino en buen estado, con ligera pendiente hacia arriba, para —después de afrontar algún repecho puesto con muy mala leche— llegar al avituallamiento de Buenasbodas en el kilómetro 75.


Pistas en buenísimo estado para darle al plato grande
Nada más ponernos en marcha después del avituallamiento, podemos ver a lo lejos la tan temida cuesta del burro. Antes de venir a la prueba habíamos leído sobre su dureza, así que vamos prevenidos, sin intención de hacer ningún alarde. Después de varias curvas con una pendiente exagerada sobre suelo de hormigón, el terreno se convierte en una orgía de tierra y piedras sueltas. La cuesta tiene apenas 500 metros. Por un momento pienso que no es tan duro y podré subirla entera, ya casi puedo ver la cima.


Piedras sueltas en la Cuesta del Burro
Pero de repente, la pendiente sube un peldaño, la gente se acumula en los laterales del camino, multitud de ciclistas tambaleándose sobre la bici y parando —muchos sin ni siquiera avisar— en medio del camino. Es el momento en el que mi cabeza decide que no merece la pena llevarse un sofocón de este calibre por subir los últimos 100 metros sobre la bici, así que me echo a un lado para no molestar y animo a los pocos que todavía siguen montados con algún empujón de ayuda y gritos de ¡Vamos Campeón!.


Pocos se libran de arrastrar la bici en la Cuesta del Burro
A partir de aquí, nuestro siguiente destino es el avituallamiento sólido del kilómetro 97 en Alcaudete de la Jara. Es un terreno técnicamente sencillo pero muy incómodo para el cuerpo, con muchas, muchas piedras. El camino es estrecho y se forman dos filas en las que no se puede ni adelantar ni ser adelantado. Los últimos kilómetros son una bajada que ponen a prueba nuestras manos, cuellos y espalda. Por primera vez en la ruta, decido soltar la suspensión trasera de mi doble para amortiguar lo más posible. Quien diga que bajar no cansa, no sabe nada de mountain bike.


Bajada estrecha hacia Alcaudete de la Jara
Llegamos por fin al avituallamiento con los cuerpos doloridos, pero con ganas de probar las tan famosas migas que la organización sirve en el pueblo de Alcaudete de la Jara. Es el avituallamiento con más acumulación de gente. Una de las razones son las migas, pero otra es que estamos reagrupados con los ciclistas de la marcha de 80 kilómetros. Decidimos no entretenernos mucho y afrontar los últimos 25 kilómetros de la ruta cuanto antes.


Migas en Alcaudete de la Jara
Estos últimos 25 kilómetros son los más traicioneros que he visto nunca en una prueba de este estilo :-). Una sucesión de repechos que, después de llevar más de 100 kilómetros sobre las piernas, se hacen exageradamente duros. Cuando pensamos que ya estamos bajando a Talavera, aparece otro repecho que nos deja los pulmones sin aliento y las piernas picando a más no poder. Vemos multitud de gente en las cunetas, agarrándose las piernas con claros signos de dolor en sus rostros. Para algunos, la hazaña de conseguir terminar 125 kilómetros está alcanzando tintes épicos.


Repecho va, repecho viene
Pero al final de todo, sin darnos cuenta, vemos Talavera a lo lejos y el terreno vuelve a convertirse en llano. Miramos el gps y parece que vamos a hacer la etapa en unas 7 horas —con las paradas de los avituallamientos incluídos—, pero Rober sufre un pinchazo inesperado, que le obliga a hacer los últimos 2km a paso de tortuga para no perder el poco aire que le quedaba y evitar en la medida de lo posible parar a arreglar el pinchazo. Me pongo nervioso por estar tan cerca del final y no poder llegar.

Finalmente, es imposible seguir con la rueda en ese estado y Rober tiene que parar arreglarla a menos de 500 metros de meta. Tomo la decisión —a posteriori equivocada— de ir hacia la meta para ver qué tiempo hubiéramos hecho, pero debería haberle esperado ya que la rueda consigue aguantar con un simple inflado y Rober apenas tarda un minuto más que yo en llegar a la meta.


Entrega de regalos
Contentos por haber terminado, entramos en las instalaciones de la organización para recoger los regalos en una bolsa y devolver los chips de la carrera. Nos volvemos para Madrid muy contentos ya que nos lo hemos pasado de maravilla, con ganas de que el año que viene podamos disfrutar de la misma experienca, con suerte junto a nuestros compañeros del grupo.

Mis amigos Roberto y Miguel entran casi dos horas más tarde, pero con muy buen sabor de boca. Son unos valientes, sin apenas entrenar los últimos meses han conseguido terminar una prueba que no tiene nada de sencilla. Me quito el sombrero y espero compartir muchas rutas con ellos a partir de ahora.


El cuerpo que se le quedó a alguno después de hacer 125 kilómetros
Fotos: Todas las fotos de esta entrada son tomadas del álbum oficial de la Talajara 2012.