Por fin el tiempo nos dio una tregua y aprovechamos para subir a la Hoya de San Blas desde Colmenar Viejo. La ruta consiste en enlazar Colmenar con Soto del Real por carril bici, atravesar el pueblo de Soto, y describir una circunferencia por pista forestal rodeando la Hoya de San Blas, para después volver otra vez por el mismo camino. No es una ruta complicada, y se puede realizar prácticamente en cualquier época del año. Recomendamos el sentido horario de las agujas del reloj, que aunque tiene rampas más duras —algunas rozando el 20%— permite apreciar con más detalle las espectaculares vistas de este impresionante valle de montaña. En esta ocasión, nosotros hicimos el sentido contrario —más por equivocación que por otra cosa—.
ASISTENTES
Javi, Rafa, Nacho, Rober y David.
DATOS DE LA RUTA
CRÓNICA DE LA RUTA
Empezamos con carril bici, rumbo a Soto del Real. Terreno propicio para charlar y calentar. Nos encontramos con numerosos ciclistas de carretera, sobre todo en el camino de vuelta. Según nos acercamos a Soto el carril se estrecha, así que hay que tener cuidado a la hora de adelantar ciclistas como si de una carretera comarcal se tratara.
Primer contacto con la tierra. El terreno está blandito durante toda la ruta, ha caído mucho agua en los últimos días y se nota en el terreno. Tiene pinta de que acabaremos de barro hasta las orejas.
Hay que decir que nos hizo un día muy agradable para estar en mitad del invierno. Apenas viento y temperaturas no muy bajas. Precioso el cielo con multitud de nubes bajas durante toda la ruta.
El camino cruza un arroyo que viene cargado de bastante agua. Después de un intervalo de cierta indecisión, hay quien se decide y prefiere atravesarlo montado en la bicicleta...
Y quien prefiere no mojarse los pies y buscar alternativas más secas, como este puente situado a apenas 100 metros de distancia.
Llegamos a una valla levadiza, a partir de la cual empiezan la subida más inclinada y prolongada. Nos encontramos con varios ciclistas que están haciendo un descanso, aprovechando el parón tras pasar las bicis por la valla.
Nos esforzamos al máximo e imprimimos un ritmo que nos pone el pulso por las nubes —como confirma un pulsómetro que no para de pitar—. Cuando divisamos el punto más alto de toda la ruta, nos exprimimos todo lo que podemos hasta llegar a la cima.
Desde aquí salen dos caminos. El de la derecha es una ascensión preciosa —de ida y vuelta— desde cuya cima se aprecia el Embalse de Santillana y los edificios más altos de Madrid. Decidimos seguir por la izquierda rodeando la Hoya —no sabemos en qué estado se encontrará el otro camino, ya que suele haber mucho hielo incluso con tiempo más favorable— para volver a Soto del Real.
La bajada es muy rápida, divertida, y con piedra muy suelta en su tramo final. Sin darnos cuenta, estamos en las cercanías a Soto del Real, desde donde cogemos el carril bici de nuevo hacia Colmenar.
Cuando parece que la ruta ha terminado y ya solo tenemos que tirarnos por carril a Colmenar, parte del grupo decide tirar fuerte, con lo que acabamos todos con el cuchillo entre los dientes y con las piernas mucho más cansadas de lo que se supondría tras haber realizado 45 kilómetros de ruta.
ASISTENTES
Javi, Rafa, Nacho, Rober y David.
DATOS DE LA RUTA
- Distancia: 45 km
- Tiempo: 2:33 h
- Altura ganada: 666 m
CRÓNICA DE LA RUTA
Empezamos con carril bici, rumbo a Soto del Real. Terreno propicio para charlar y calentar. Nos encontramos con numerosos ciclistas de carretera, sobre todo en el camino de vuelta. Según nos acercamos a Soto el carril se estrecha, así que hay que tener cuidado a la hora de adelantar ciclistas como si de una carretera comarcal se tratara.
Primer contacto con la tierra. El terreno está blandito durante toda la ruta, ha caído mucho agua en los últimos días y se nota en el terreno. Tiene pinta de que acabaremos de barro hasta las orejas.
Hay que decir que nos hizo un día muy agradable para estar en mitad del invierno. Apenas viento y temperaturas no muy bajas. Precioso el cielo con multitud de nubes bajas durante toda la ruta.
El camino cruza un arroyo que viene cargado de bastante agua. Después de un intervalo de cierta indecisión, hay quien se decide y prefiere atravesarlo montado en la bicicleta...
Y quien prefiere no mojarse los pies y buscar alternativas más secas, como este puente situado a apenas 100 metros de distancia.
Llegamos a una valla levadiza, a partir de la cual empiezan la subida más inclinada y prolongada. Nos encontramos con varios ciclistas que están haciendo un descanso, aprovechando el parón tras pasar las bicis por la valla.
Nos esforzamos al máximo e imprimimos un ritmo que nos pone el pulso por las nubes —como confirma un pulsómetro que no para de pitar—. Cuando divisamos el punto más alto de toda la ruta, nos exprimimos todo lo que podemos hasta llegar a la cima.
Desde aquí salen dos caminos. El de la derecha es una ascensión preciosa —de ida y vuelta— desde cuya cima se aprecia el Embalse de Santillana y los edificios más altos de Madrid. Decidimos seguir por la izquierda rodeando la Hoya —no sabemos en qué estado se encontrará el otro camino, ya que suele haber mucho hielo incluso con tiempo más favorable— para volver a Soto del Real.
La bajada es muy rápida, divertida, y con piedra muy suelta en su tramo final. Sin darnos cuenta, estamos en las cercanías a Soto del Real, desde donde cogemos el carril bici de nuevo hacia Colmenar.
Cuando parece que la ruta ha terminado y ya solo tenemos que tirarnos por carril a Colmenar, parte del grupo decide tirar fuerte, con lo que acabamos todos con el cuchillo entre los dientes y con las piernas mucho más cansadas de lo que se supondría tras haber realizado 45 kilómetros de ruta.
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